José Fernández Morales
(22/07/1952-21/09/2018)
Fue y «es» un artista interdisciplinar desde que nació en Málaga.
Empezó rodando películas desde la adolescencia para hacer pinitos con su hermano Pedro, profesor de Ortofonía y Dicción de Antonio Banderas, con quien compartían barrio.
Hijo de pescador y nieto de jardinero, estudió el FP de Electrónica mientras indagaba en la Carpintería para vender mueblecitos de madera.
Apasionado del motor y los viajes, obtuvo todas las licencias de conducción posibles y ello le llevó a conocer mundo y a trabajos que contribuyeron a su apertura mental e intercultural.
Fue empresario durante gran parte de su vida pero no fue hasta que cumplió el medio siglo, aproximadamente, que se convirtió en un artista de Pop Art, al reciclar elementos que encontraba. Creaba esculturas, lámparas, jarrones, muebles, etc, al tiempo que pintaba con los elementos naturales y artificiales más inesperados.
El cuadro que aquí se presenta, que juega con la brillantina y que es un homenaje a su madre Margarita Morales Moreno, es el único que se conserva, además de otras creaciones no pictóricas, gracias a su hija Miriam Fernández Ávila, comisaria de exposiciones y gestora cultural, ya que José no daba importancia a sus creaciones, por considerarlas mera expresión de su sentir y frutos sanadores, no llegando a exponerse nunca ninguna de sus obras.
El que se sume a esta exposición en un pequeño homenaje a todo lo que fue y «es». A él, creador, que viajó a otra dimensión de forma repentina pero que sigue brillando como su purpurina…